martes, 9 de octubre de 2018

Los niños y las mentiras ¿Cómo actuar?

niños mentirosos 

¿Desde qué edad empiezan a mentir los niños?


Hay un estudio muy interesante de la asociación americana de psicología que dice que empezamos a mentir desde los dos años.
A eso de los cuatro años el 90% de los niños dicen mentiras. Evidentemente hablamos de mentirijillas pequeñas propias de esa edad. Pero ojo, que a los 17 años ya con toda conciencia mienten el 70% de los jóvenes, que empiezan a mentir sobre todo cuando incumplen ordenes o normas establecidas por sus padres, educadores, etc. A partir de esta edad según se va madurando, van disminuyendo las mentiras. Por supuesto hay adultos que miente muchísimo y otros que no mienten nunca.

 

 ¿Por qué mienten los niños?


Normalmente los expertos colocan entre 6-7 años la etapa en la que comienza la mentira, pero antes el niño está en lo que se denomina el pensamiento mágico y lo que pasa es que no tiene noción de la realidad y de lo que el recrea y de ahí surgen esas mentirijillas recreadas en su imaginación, son fantasías. A partir de esa edad, comienzan a ver que los actos tienen sus propias consecuencias y mienten por miedo, por no querer aceptar la realidad, para excusarse, para justificarse e incluso para que les quieran, ya que muchas veces se piensan que los de más les pueden querer más si dicen o hacen determinadas cosas. A veces los niños también mienten porque están demasiado tensos y estresados con muchas actividades que ellos no quieren realizar, con frustraciones que los propios padres les pasan. Ten en cuenta que una mentira siempre es una señal de que algo no va bien. Por lo tanto, no sólo te quedes en la mentira, intenta también ver el fondo de porque te ha mentido. E incluso, si es necesario, habla con sus profesores para saber si ellos han detectado algún problema. Es muy importante la comunicación con el colegio y con los responsables de sus actividades extraescolares.

 

 ¿Cuándo debemos empezar a preocuparnos?


Cuando un niño miente con esas edades sabe que va a obtener un beneficio de un falseo de la realidad, ahí es donde entra el adulto a intervenir con el fin de evitar que se convierta en un hábito. A veces por ejemplo en el caso de familias desestructuradas con padres separados, hay niños que juegan a tantear a ver si pueden hacer en cada casa lo que ellos quieren, de esta forma están en cierto modo chantajeando y manipulando. En este caso también es muy importante la comunicación entre ambas casas.
Cuando un niño dice mentiras no está jugando, sabe perfectamente lo que hace. Recuerda que una mentira es una estrategia con el fin de obtener un beneficio propio. Otra cosa es que se haga con maldad, ahí es donde entran los padres, que tienen que hablar con los niños sobre las consecuencias de las mentiras.

 

¿Influyen los padres en que los niños mientan?


Los padres influyen en muchas ocasiones cuando ellos mismos utilizan las mentiras con el fin de obtener su propio beneficio. Hay veces que los adultos tienen que ocultar cosas o mentir por compasión, por ejemplo en el caso de una enfermedad en la familia, no diciendo la verdad a un familiar mayor, en casos así, hay que explicar a los niños el porqué se hace.

 

¿Qué hacer ante un niño que miente?


Los padres deben sentarse hablar con el niño y decirle que saben que ha mentido e invitarle a decir la verdad y cuando lo haga, lo ideal es alabarlo por decir la verdad ya que es un acto de valentía y además eso les dará mucha credibilidad como padres. Por supuesto, mentir tiene consecuencias y el niño también debe ser castigado. (dejarlo sin su programa de televisión favorito, quitarle un juego, no llevarlo a un determinado sitio, etc.).
Explicar las consecuencias de la mentiras. Pregúntale ¿Para qué has mentido? ¿Cómo te has sentido cuándo has mentido? ¿Cómo crees que se ha sentido la persona a la cuál has mentido? ¿La mentira te ha ayudado a solucionar la situación o la ha enredado más? Los cuentos funcionan muy bien para saber distinguir la verdad de la mentira. Pinocho y Pedro y el Lobo son cuentos que puedes utilizar.

martes, 3 de julio de 2018

¿Sabías tú que el tacto y las caricias facilitan el vínculo afectivo con tu hijo?



La herramienta más completa que tienes para estimular a tu bebé pequeño es a través del Masaje Infantil. Tiene innumerables beneficios, no sólo para el bebé sino que para los padres también. Nuestro taller está certificado por la “International Association of Infant Massage”.

Añadir leyenda

“Los bebés tienen necesidad de leche, sí. Pero más todavía de ser amados. Ser cargados, tocados y masajeados. Cada una de estas cosas es tan indispensable, si no más que vitaminas, sales minerales y proteínas”.


¿Por qué son tan importantes los primeros años de vida?

El desarrollo del sistema nervioso comienza a días de la concepción y continúa durante toda la vida. Sin embargo, los primeros 3 años se caracterizan por la gran habilidad que tiene el cerebro para activar nuevos circuitos neuronales.
Dada la evidencia científica, surge la importancia de elaborar un programa de estimulación temprana para el desarrollo de TODOS los niños.

¿Qué beneficios tiene la estimulación temprana?

Los niños que han vivido diferentes y variadas experiencias en un ambiente lúdico y sin presión, se sienten más capaces y tienen mayor facilidad para aprender. Son niños más “completos” y en definitiva, más felices

 

martes, 1 de mayo de 2018

Cómo ayudar y enseñar a compartir a los niños



Una de las habilidades más difíciles de enseñar es la de compartir

Los niños no son egoístas por naturaleza. El egoísmo también se aprende. ¿Cómo enseñar a los niños a que hagan lo que muchos de nosotros todavía no lo hemos aprendido? El compartir es una de las habilidades sociales más difíciles de enseñar a los hijos. Requiere tiempo y práctica. Los bebés demuestran habilidades sociales desde el día que nacen.


Al escuchar la voz de su madre, al voltear la cabeza para seguirla, los bebés están estableciendo un lazo social con su entorno. Luego, cuando empiezan a jugar con sus iguales, ellos estarán desarrollando habilidades sociales que serán positivas o no dependiendo de las relaciones que tengan con sus padres, familiares, cuidadores y maestros.

¿Qué hacer para lograr que los niños compartan?
Educar a los niños para compartir

Los niños con habilidades sociales positivas tienen una mayor probabilidad de salir adelante en la escuela y también en la vida. Por eso es tan importante enumerar estas habilidades sociales positivas:


- Jugar bien con los demás

- Sentirse a gusto en su ambiente

- Compartir, colaborar y cooperar

- Respetar su turno en las actividades

- Identifica y expresa sus sentimientos

- Se preocupa con los demás

No obligues a tu hijo a compartir
Una de las habilidades más difíciles de enseñar es la de compartir. Aunque puedan aprender a compartir desde muy pequeños, la mayoría de los niños sólo estarán preparados para compartir juguetes y otros materiales a partir de los cuatro o cinco años. Antes de eso puede que no estén listos para compartir.

1- Los grupos de juego y los encuentros para jugar con los amiguitos son formas populares usadas por las familias para que los niños tengan la oportunidad de estar en compañías de otros niños de su misma edad;

2- No se puede obligar a un niño a compartir. El niño tiene que estar preparado. Y para eso debe ser estimulado por sus padres, familias, y educadores. La mejor forma de educar a los niños a que sepan compartir es con el ejemplo. Deje que tu hijo te vea compartir regularmente.

3- La utilización de palabras que estimulen y motiven a los niños a compartir también es importante. Cuando el niño deje que otro niño toque sus juguetes, felicítale diciéndole que él es muy bueno, tiene buen corazón y sabe ser amigo.

4- Aprovecha situaciones en que exijan compartir para enseñar a tu hijo a hacerlo. Por ejemplo: Si tenéis un trocito de tarta en casa, ensénale que deben compartirlo entre todos. Pide a tu hijo que lo haga. Él se sentirá partícipe de tu buena actitud. Si algún otro niño visita a vuestra casa, pide a tu hijo que comparta con el niño su habitación, juguetes, un juego, o libros.

5- Fomenta el juego en grupo con su hijo. Además de compartir él aprenderá también a colaborar, a expresarse, y otras habilidades sociales.

6- No compare a tu hijo con otros niños. No todos los niños se desarrollan al mismo ritmo. Las habilidades sociales duran toda una vida y crecen a medida que nosotros mismos crecemos.

Fuente consultada:
- Childcareaware.org